domingo, 9 de diciembre de 2012

Platos de cuchara: caldo



Me encanta llegar a casa y encontrar a Diego haciendo caldo: la olla a fuego lento, el rumor de la cocción, el olor a sopa en todas partes…

Imagino que en cualquier casa hay momentos de despensa y neveras bajo mínimos, donde hay que echar imaginación para llenar la olla, ya sea porque es final de mes o el tercer día festivo consecutivo. Una buena solución para estos casos son los caldos, sopas y estofados (también conocidos como platos de cuchara) por poco que tengas en la nevera puedes hacer una comida sustanciosa.

En Frugavore se promueve la economía doméstica y se aconseja aprovechar al máximo la cesta de la compra, incluyendo como ingredientes los huesos de pollo, pescado y las verduras que a veces se nos quedan en el fondo de la nevera.

Aunque cada maestrillo tiene su librillo, los ingredientes típicos son los huesos (mejor los de ave de corral) y verduras como la zanahoria, apio, chirivía, nabo, col, patata, puerro… Un truquillo extraer bien los minerales y otros nutrientes al hacer un caldo es acompañar los huesos con verduras que tengan un ligero sabor ácido o directamente con una cucharada sopera de vinagre de sidra de manzana o de jugo de limón… además le da un toque muy rico.

El tuétano, que es la gelatina que se encuentra en el interior de los huesos, es conocido por su alto valor nutritivo, y en algunos países se da a los niños para estimular su desarrollo y crecimiento. Se recomienda usar huesos de animales criados orgánicamente porque algunos metales pesados (como el plomo!) y toxinas se acumulan en los huesos.

¿Y en tu casa, cómo hacéis el caldo? Nosotros normalmente hacemos caldo en una olla grande, lo almacenamos en fiambreras medianas y lo usamos para hacer sopas o para hervir verduras y cereales, para que queden más sabrosos. Y, como congelado puede durar meses, es mano de santo cuando tienes la nevera vacía y te das cuenta a las 9 de la noche ;)

Foto de Warren Layton