Ya estamos en diciembre,
el mes en el que empieza el invierno, la estación del año conocida por
las bajas temperaturas, la oscuridad y el silencio. Las personas
calurosas están en su salsa en el frío, porque tienen calor de sobras
para no sufrirlo; en cambio es cuando más sufrimos los frioleros, porque
se pone en evidencia la debilidad de nuestro calor corporal.
Para aclimatarnos mejor al frío recomendamos
incorporar en la dieta el uso de especias como el clavo, semillas de
fenogreco, hinojo o anís, pimienta negra, jengibre, corteza de canela,
verduras de la familia de la cebolla (cebolla, cebolleta, puerro, ajo…).
La verdad es cuando falta calor (o yang en medicina tradicional china)
en el cuerpo, el invierno se convierte en el peor momento del año… donde
puede empeorar la salud a diferentes niveles, dando síntomas que van
desde urinarios (como la micción frecuente y abundante), digestivos
(como digestiones lentas, dolor abdominal intenso, poco apetito, heces
sueltas), y más generales como el cansancio, la aversión al frío o
debilidad de las lumbares y las rodillas.
En general, lo que más apetece en estos días
son las sopas calientes, los granos integrales y los frutos secos y
semillas como las nueces o las pipas de calabaza. En los fogones
recomendamos que predominen las cocciones lentas y con poco agua.
Por cierto, ¿sabes cómo hacer una cocción sin agua? ¡Te lo explicamos!
La cocción sin agua es la mejor de las
cocciones porque permite que los alimentos se cocinen en sus propios
jugos, lo que realza sus sabores y vitalidad. Para ello se necesita
precalentar una cacerola gruesa y añadir 2 cucharadas soperas de agua.
Se calienta el agua hasta que genere el vapor que hará que las verduras
suelten sus líquidos. En ese momento se añaden las verduras y se baja el
fuego al mínimo para que se genere la humedad propia de los alimentos y
se cuezan en ella.
Es un método de cocción que, aunque puede
parecer un engorro porque toma bastante tiempo, es una buenísima forma
de cocinar prescindiendo del uso del aceite y del recurso fácil como
hervir o la cocción al vapor (más propias de momentos en los que se
prioriza la hidratación de los alimentos).